jueves, 29 de mayo de 2008

Se hará justicia

Este año un equipo mexicano, América, levantará la Copa Libertadores en La Boca.


Por Washington CucurtoESPNdeportes.com
Actualizado: 28 de mayo de 2008, 1:13 PM

BUENOS AIRES -- ¡Qué frío!... Buenos Aires nos ha despertado a todos con un manto tiñoso de frío. Cuando llegan estos días, de pronto, helados, congelantes, siempre hago una reflexión acerca de las virtudes del invierno. Pienso en lo distinto que es el invierno en Lima, en Buenos Aires o en La Paz, con respecto al invierno polar de los países europeos desarrollados.
Conversando con Pedro Lemebel, hincha fervoroso y el más famoso de los simpatizantes del Colo Colo me decía: "Odio el invierno porque representa barro, humedad, monóxido de carbono, gripe, fiebre, pulmonía, diarrea, niños moqueando enfermos por todos lados. Y a los que viven en la calle la ciudad les cobra su terrible derecho de piso&"
Yo amo el invierno cuando es plácido para todos y no sale como un asesino a cortar cabezas con su facote de virus y enfermedades.
Lo que ayer ocurrió en México entre el América, un club poderoso y La Liga Deportiva Universitaria de Quito, fue mucho más que un golpe de frío para toda la afición futbolera en general.
Hace dos meses, ¿quién apostaba por la Liga de Quito? ¡Nadie! O, mejor dicho, yo; que es lo mismo que nadie. Pero ahí están, peleando bien arriba. No obstante, tengo un par de cosas para decir sobre este partido, pero antes quiero hacer un comentario sobre el presente del fútbol mexicano.
Hace un puñado de años los equipos de México no competían en la Copa Libertadores. Yo me acuerdo bien, era un niño, me subía arriba de los árboles de mi Berazategui natal y gritaba: ¿Cuándo vendrá un equipo mexicano? Era algo injusto&
Y hoy son protagonistas, enormes animadores. Convocantes de multitudes en todos los países donde jueguen. El América, Chivas; el recientemente vapuleado por el campeón Atlas; Cruz Azul.
Gracias a estos equipos, dulces embajadores de su pueblo, nos acercamos al México querido que siempre vivió en el imaginario de todos los argentinos, nos arrimamos con cariño a su fútbol, a sus cosas, a sus ciudades, a su idiosincrasia. Gracias al fútbol.
Si todavía ninguno de estos equipos ganó la Copa, es por pura injusticia deportiva, pues hace rato que merecen ganarla. Todo es cuestión de tiempo.
Recuerdo que cuando yo era chico, los animadores de la Copa eran los equipos colombianos. Hoy, son los mexicanos, incluso mucho más que los equipos brasileños.
Y siempre aparece en el contexto un equipo inaudito, remoto, del cual desconocemos todo y nos sorprende gratamente. Pasó con el Sporting Cristal, con el Cienciano, en su momento; en su otro brilló el Once Caldas, que incluso fue campeón; o Libertad que casi elimina a Boca Juniors.
Hoy es la Liga Universitaria de Quito.
Esto nos demuestra que las cosas cambian. Ojalá se sumen más equipos de Guatemala, de El Salvador. ¡Sería espectacular que Racing, Boca, Peñarol, vayan a jugar a El Salvador, a Honduras! ¡Se acortarían tanto las distancias!.

Perdonen, lectores queridos, hoy amanecí nostalgioso, como dice Don Ramón. Es que soy una de esas personas que cree que el fútbol puede ser mucho más que patear una pelota o ganar una Copa o una camioneta Toyota. El fútbol, es mucho más que una suma de dólares a repartir. El fútbol, ya lo dije, es un movilizador social fantástico, pero ojo con este adjetivo que tiene doble filo.
Siempre soy parcial y hoy, mi favorito, es el América. Ya sé que la Liga es el equipo chico que termina conquistando el corazón de todos. Pero el América es el que tiene pasta de campéon, el único capaz de derrotar a Boca Juniors. El América, pese a todas las negativas que surgen en su país, jugará la final de la Copa. Y lo hará contra Boca Juniors; y al equipo argentino le costará ganarle, y hasta dudo mucho de que pueda torcerle al brazo. De todo esto me di cuenta ayer, observando el partido. El América mereció ganar con comodidad, pero no tuvo olfato justiciero que brilla en el alma de Martincito Palermo.
No sucederá lo mismo en Quito. El América, de visitante, es invencible, es impenetrable como la materia.
América es el próximo campeón de América, casi un oximorón. Mientras muchas personas guardan recato, a esta altura del torneo, la más importante, priman otras cosas, yo digo y grito y corro detrás de un sueño.
Ver a un equipo mexicano campeón de América, sin dudas, atraerá el deseo de otros equipos de otros países y la Copa se puede volver continental en serio. ¿Alguien conoce un equipo de la Guayanas, de Trinidad Tobago, de la Isla Margarita? ¿Cuál es la capital de Martinico? ¿Dónde queda Kensignton? ¿Cuba? ¡Sería genial que Fidel Castro escribiera de fútbol! Todo es posible en el eclipse sustancioso que emana de los sueños de millones cuando la pelota comienza a cantar.
Creo que ya es hora de que un equipo mexicano, en representación de todo México, tenga un poco de justicia y levante la Copa, en mi barrio: La República de La Boca.