Además de los goles y el liderazgo, el "Temo" negoció la expulsión de Jesse Marsch al 63’, que abrió la puerta a la reacción del Fire cuando estaba 2-1 abajo en el marcador.
El juego fue generoso, espectacular, aderezando con las anotaciones la lucha intensa, dura, ruda, espléndida de los dos equipos.
De esta manera, el Rebaño pierde el invicto en casa, se mantiene como mandamás de la Liga, pero sufre la humillación de que un adversario heredado, Cuauhtémoc, sea el artífice de romper un dominio sobre Chicago.
Además de los dos de Blanco, Patrick Nyarko redondeó el marcador. Paulo Nagamura y Mykel Galindo marcaron por Chivas.
El coliseo de Carson no se llenó. Pero sí se dividió. El de casa dejó de ser dueño de casa. Le usurparon la alcoba y hasta se metieron soezmente con sus Chivas Girls los hijos prófugos de Tepito, la Bondojito, Tlatilco, Tetepilco y demás arrabales.
El americanismo de las Águilas decadentes se refugia en la única ave que aún vuela dignamente, en otro país, con otro uniforme, pero con su mismo idioma.
Puede más el amor por un ídolo rumbo al ocaso, que la expectación por la aurora de una leyenda de importación.
La mejor manzana de la tentación de gol la tiene John Torrington. Una serpiente de Cuauhtémoc se la entrega al minuto 12. Enfila al área, tolera la marca, puntea el balón que se escurre indeciso, entre el encanto de la red y el desencanto del vacío.
Elige éste último compadeciéndose de esa estirada hasta los huesos de Zach Thorton por acariciarle sus redondeces.
Pareció el toque de arrebato para la batalla. Y el primer sable que se hunde es el de Chivas USA.
Minuto 16. Paulo Nagamura recorta fantasmas en media cancha.
A 30 metros del objetivo se decide. Saca un zapatazo que en el bote se abre caprichoso, y el balón hace inútil el lance de Jon Busch: 1-0: la virginidad del Fire en la Liga está en llamas.
Chicago ejerce la vulgaridad táctica de adelantar sus líneas. Reduce la zona de maniobra en la salida de Chivas USA.
Y cobra rápido. Centro frontal. Thorton despeja de un puñetazo, pero antes, Shayar Thomas jala de la camiseta a McBride, quien había cargado primero.
Vaughn, como siempre, no ve nada, pero su juez de línea Fabio Tovar jura que ve todo: penalti.
Cobra Cuauhtémoc, al 25’, a su estilo: desde fuera del área encarrera y Thorton no adivina el acertijo de ese galopar despatarrado.
Y Blanco ensarta el balón pegado al poste derecho del arquero. 1-1, y el grito de arrullo es más intenso que la explosión que homenajeó la ventaja de Chivas USA diez minutos antes.
Los equipos ya no pueden retractarse. La portería es un señuelo, pero las antorchas humanas del "Temo" ejercen menos burocracia al ataque.
Y Soumare le atiza de nuevo al cubano. Esta vez Vaughn no niega lo inminente: penalti.
El mismo Maykel hace justicia por su propio pie. El zapatazo entra como ratón en pánico pegado al poste derecho de un Busch que se lanza al espejismo de sus adivinanzas sobre su izquierda. 2-1.
El primer tiempo fenece con fervor en la cancha y placidez en la tribuna.
El regreso mantiene la emotividad.
Para entonces Cuauhtémoc es la chispa de todos los incendios.
Si le pegan y cae, los rojiblancos festejan y alborozan porque el tótem de la historia americanista es castigado, mientras sus leales e incondicionales nostálgicos castigan al árbitro y al criminal que le tundió en esos tobillos, los más castigados en la historia de la MLS.
Pero, si no le pegan e igual Cuauhtémoc se cae, la reacción es la misma. La realidad y las teatralidades siempre habitan en pasiones distintas.
La roja a Jesse Marsch a los 63’ por reiteradas faltas sobre "Temo" pone al rojo vivo el último tercio del juego.
Y si Chivas USA desperdicia, el Fire no: Patrick Nyarko anotaría al 89’ el 2-2, y en el 96’ llegaría el 3-2, con el penalti de Blanco, tras falta de Mariano Trujillo sobre McBride nuevamente.
MARCADOR 2 CHIVAS USA 3 CHICAGO GOLES:
Chivas USA: Nagamura (16’) y Galindo (37’)
Chicago: Blanco (25’ y 96’) y Nyarko (89’)
