martes, 29 de diciembre de 2009

Los Berrinches del Cuau

El color de David Faitelson
Me parece maravilloso, motivante y hasta esperanzador que un jugador de futbol, finalmente, tenga los “pantalones” para levantar la voz y para quejarse de lo que sucede a su alrededor. Hasta ahí todo va bien: tiene la boina del Che bien puesta, la doctrina de Fidel bajo el brazo y hasta el pasamontañas de Marcos en el sitio adecuado, pero quién acaso no me garantiza que lo de Cuauhtémoc Blanco, en Veracruz, el fin de semana, no fue sólo un “pequeño gran berrinche”.
Y mire usted que sin ser el jugador perfecto, pero sí uno de los más competitivos de todos los tiempos, Blanco parece el personaje adecuado para ponerle un hasta aquí a las muchas injusticias que rodean al futbolista y al futbol mexicano.



La pregunta o más bien, mi pregunta es: ¿cómo puede un jugador que fue insignia del grupo en el poder que encabezó todas esas injusticias en el futbol de México comprometerse ahora por la causa de los desprotegidos? Por favor, hay cosas que no van, que no quedan y esta es una de ellas.
Espero que entienda la pregunta que hice. Si no la entiende es que de plano es un usted un fanático perdido y enajenado del ahora numero “10” del Veracruz o quizá, por su afición al América y a la empresa que controla al América, ha decidido usted hacerse el desentendido.

Casi 20 años después de una carrera maravillosa, donde hizo y deshizo desde el interior del americanismo e insisto, desde el interior del grupo que históricamente ha controlado al futbol mexicano, ahora Blanco me viene con la idea revolucionaria y guerrillera de enarbolar una bandera de la que siempre estuvo alejado.

Quisiera creerle a Cuauhtémoc, pero sé que hay otros personajes detrás de sus declaraciones. La gente en Veracruz, que quiere abrirse camino a como dé lugar rumbo a la Primera División y también esta y estará siempre su promotor, José Manuel Sanz, quien no parece tener las puertas abiertas —como él quisiera— en un club como América y en el universo de jugadores que controla —insisto— la empresa que maneja además al San Luis y al Necaxa, entre otros.
Y me queda bien claro que Blanco no dijo ninguna mentira, El sucio, asqueroso y deprimente Pacto de Caballeros que manejan los señores dueños de este futbol es una vergüenza, pero Blanco, muchas veces, se prestó a ser parte de esa “vergüenza” y lo que no se vale, mi estimado Cuauhtémoc, en esta vida es sentarse del lado de la mesa que más te convenga. Eres o no eres, pero no intentes confundir. Lo tuyo fue un berrinche, como tantos otros en tu carrera como el ídolo del América y de lo que es el América.

Expresa tu opinión, escribe a david.m.faitelson@espn.com