miércoles, 26 de enero de 2011

SAN CADILLA

Vergüenza Azulcrema
El lunes se extrañó la presencia de los jugadores del América en el sepelio de Panchito Hernández, un hombre que fue una institución para este conjunto, por todo lo que le dio a lo largo de 27 años.

Ayer le preguntaban a Pável Pardo por qué nadie se había hecho presente para darle el pésame a la familia y para sumarse al dolor del americanismo por la pérdida de un ejemplo en Coapa.

El capitáaaan del equipo respondió que no pudieron acudir al velatorio debido a que habían sido citados en el club para una junta urgente con Jaime Ordiales y en efecto, Pável no mintió, pues aunque era día de descanso para los integrantes del plantel, todos se presentaron para escuchar a sus directivos.

Sin embargo, les apuesto que la mentada juntita no duró todo el día, bueno ni siquiera media mañana, tan es así que por la tarde el presidente Michel Bauer y el propio Ordiales acudieron a la funeraria a darle el último adiós a Panchito, mientras Pável ya estaba bien relajado ¡en Guadalajara! donde se dio el lujo de comer con Rafael Márquez mientras el americanismo lloraba en la Capital.

Si eso hizo el capitán del equipo, no quiero ni preguntarme si el resto del plantel, incluidos los canteranos, sabrán quién fue Panchito Hernández, porque en estos momentos en que el equipo requiere de unión, de empaparse de la filosofía azulcrema y de sentir y sudar la playera como los hombres que forjaron la leyenda, hubiera sido bueno que acudieran a rendirle tributo a uno de sus pilares. En fin, dicen que una acción vale más que mil palabras, usted juzgue.

Una pluma más al Águila
Y si el ejemplo anterior no les basta, ahí les va que el pasado viernes por la noche, a Miguel Layún se le ocurrió ir al Circo Hermanos Vázquez que está justo enfrente del Nido de Coapa.

Claro, todo mundo tiene derecho a divertirse y al sano esparcimiento en sus ratos libres ¿no?, el único detalle es que justo en ese momento el Atlas, próximo rival de los azulcremas, estaba enfrentando al Necaxa en Aguascalientes, pero a Layún ni siquiera le pasó por la cabeza analizar las fortalezas y debilidades del superlíder.
Resulta lamentable que justo cuando más cuestionamientos hay por la falta de profesionalismo que exhiben los americanistas, penúltimos de la General, al volante que fracasó en el Atalanta de Italia se le ocurra regalarnos esta postal.

A ver si no con la llegada de Reinoso, al maestro Layún, consentidazo de Lapuente, se le acaba el veinte y entonces sí, tendrá tiempo de sobra para ir al circo, al cine, al teatro y en el verano a algún hotel de Cancún a buscar chamba...