lunes, 16 de enero de 2012

Nada más americanista que eso

Pelotazos / Roberto Velázquez Bolio

Cuando la pelota pegó en el pecho del defensa de Toluca Diego Novaretti y el árbitro marcó penalti, quedó absolutamente claro: ahí viene el América de regreso. Qué mejor forma para que los americanistas salgan contentos del estadio con un regalo del árbitro a cinco minutos del final. Tendrán parque para toda la semana, se sentirán grandes, imponentes, todo poderosos… una semana más.




Aunque hayan regalado boletos hasta en las cajas de cereal, nada nuevo por cierto, la entrada en el Azteca hubiera llenado a reventar casi cualquier estadio del mundo. Se cumplió el pronóstico, un espíritu renovado que se transmite en la cancha y se alardea como en los viejos tiempos en la televisión; que se trasmina a la prensa nostálgica de la venta de ejemplares gracias al equipo más popular de la capital.

No, el América no goleó, ni superó claramente al rival, ni siquiera ganó, pero sacó un empate muy americanista gracias a un árbitro con temblor de piernas y pánico escénico.

Quedó claro que al renovado América le faltan kilómetros para arrollar y hacerle justicia a su historia y sus millones, pero ha recobrado el espíritu y el impacto. Por lo que muestra en la cancha todavía corre peligro de hilar derrotas y que la euforia se convierta en espejismo, pero llevan dos semanas de gracia y, la bola de nieve empieza a crecer.

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