viernes, 13 de enero de 2012

Todo lo que El Tortillas sabe y debe de contar

A balón parad / oRafael Ocampo

La noche del sábado pasado, en una jornada compuesta por cinco partidos de futbol de Primera División, no sólo hubo violencia en el estadio La Corregidora de Querétaro. La hubo también, cuando menos, en el Estadio Alfonso Lastras de San Luis, durante el partido entre el equipo local y los Pumas.



Esto de los enfrentamientos en las tribunas, en las explanadas de acceso a los estadios y ahora también en puntos de carretera un tanto alejados de los mismos, se viene haciendo una peligrosa constante en nuestro futbol. Riñas entre porras y barras con la policía, reyertas entre porras de equipos rivales y, el colmo, algunas veces entre integrantes de la misma barra. Lo que sea y no importa quién origina estas peleas, deben de ser erradicadas a la brevedad.

Insisto en un punto sobre el cual debe de haber absoluto control por parte de la FMF y los clubes afiliados. Deben de dejar de incentivar y apoyar a los aficionados que, como parte de sus grupos de animación decidan viajar a apoyar a sus equipos cuando juegan de visitantes.

Felicito a la Procuraduría de Justicia de Querétaro, que presentó ayer al presunto homicida del joven seguidor del América, Cristian Bringas. Este muchacho de 16 años fue apuñalado por un seguidor de los Gallos Blancos cuando algunos seguidores de las Águilas se detuvieron, en su viaje de regreso a la Ciudad de México, en la población de El Colorado, al borde de la autopista.

Hay varias cosas que deben de aclararse todavía. A qué barra pertenecía el muchacho Bringas, por ejemplo. Ni La Monumental, ni La Ritual del Kaos, lo han reconocido abiertamente. ¿Por qué? Me parecería algo absolutamente miserable que esto fuera porque ninguna de ellas quiera perder sus canonjías. Y también urge saber si este otro muchacho de 18 años, José Miguel Urbina, apodado El Tortillas, pertenecía a alguna porra de los Gallos Blancos y su acción fue concertada.

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