jueves, 29 de noviembre de 2012

Mi pobre angelito

SAN CADILLA - REFORMA.


Seguramente los dirigentes del América deben de estar pensando, "que no digan que no se los advertimos", porque los cambios de humor de Ángel Reyna ya arruinaron la relación del delantero con el cuerpo técnico del Monterrey, encabezado por Víctor Manuel Vucetich.
Sin duda, el único que ha podido domar al temperamental angelito es el "Maestro" Carlos Reinoso, quien prácticamente lo vio crecer desde pequeño y sabe perfectamente de que pie cojea, además de que es el único que puede levantarle la voz y hasta castigarlo porque siempre lo ha visto como un hijo.
El resto de los entrenadores, de plano han tirado la toalla porque además de necio, es berrinchudo y no le importa retarlos ni trasgredir la disciplina grupal.
Si no que le pregunten a Jesús Ramírez a quien de plano sacó de su casillas una tarde cuando le reclamó airadamente por una decisión táctica o cuando se agarró a golpes con Aquivaldo Mosquera al calor de un entrenamiento, provocando fricciones al interior del vestidor.
O también podrían ir a indagar con Manuel Lapuente quien de plano lo mandó a entrenar con la Sub 20 porque tampoco aguantó su carácter y sus desplantes, pues además tampoco hizo grandes amigos, porque así como un día amanecía de buenas al otro ya ni la palabra les dirigía a propios y extraños.
La última fue cuando exhibió a Mosquera llamándolo "capitán de agua" y rompiendo la poca armonía que le quedaba al vestidor de uno de los tantos fallidos proyectos del ex presidente Michel Bauer, porque además, el angelito se presentó al otro día como si nada hubiera pasado, queriendo que le pasaran la "travesura" como si nada.
Ahora a Vucetich ya le llenó el saquito de piedras, al grado de que no lo contempló en la lista de viajeros a Japón para el Mundial de Clubes y no puso peros para que se fuera a las Chivas, donde me muero por ver cuánto le dura el gusto a Jorge Vergara.


Reyna Campeón de goleo, Clausura 2011.