Impulsado desde los setenta por Guillermo Álvarez Cuevas, quien le otorga la autorización escrita y plenos poderes para negociar jugadores en Sudamérica a nombre del club Cruz Azul, Carlos Hurtado acumuló fortuna y fue extendiendo su imperio en el futbol mexicano, al grado de que son muy pocos los equipos de Primera División que escapan a sus florecientes negocios.
"De Carlos Hurtado podríamos escribir un libro sobre todos los equipos que maneja en la actualidad, de la compra y venta de jugadores que realiza cada torneo, y del control sin medida que ejerce en muchos entrenadores y presidentes", afirma José Antonio García, presidente ejecutivo del Atlante, quien está seguro de que en la actualidad Hurtado es el hombre más poderoso del balompie nacional.
"Toda la gente del futbol lo sabe, pero nadie se atreve a decirlo. En la mayoría de los equipos que él controla, sucede siempre una reestructuración, viene otro presidente y nuevos jugadores. El desde luego se frota las manos, es muy hábil para ganar dinero."
En el torneo de Apertura 2004 sucedió uno de los grandes negocios de Carlos Hurtado, cuando llevó a Cruz Azul a Federico Lussenhoff, un jugador que rebasaba por unos meses los 30 años de edad, que no significó gasto alguno, pues tenía el pase libre al salir de España y que llegó a ocupar el puesto de Daniel Cata Díaz, un defensa de 25 años, que jugó los 2 mil 250 minutos de todo el Clausura 2004 y que fue desechado de un modo inexplicable por Luis Fernando Tena, entrenador que representa el mismo Hurtado.
El préstamo del Cata Díaz ascendía a 300 mil dólares, y la opción de compra se estimaba en 1 millón y medio de dólares, pero Cruz Azul decidió no adquirir su carta, y desembolsar 1 millón y medio de dólares por Lussenhoff, quien sólo jugó ocho partidos completos de las 17 fechas del Apertura 2004 y meses después emigró a Argentina. "Fue un gran error dejar ir al Cata Díaz, pero esa fue responsabilidad del técnico de aquel entonces", reconoce Alfredo Álvarez Cuevas, vicepresidente de Cruz Azul, y se niega a hablar de la activa participación de Carlos Hurtado en el club, "porque nunca he tenido tratos con él, sin embargo, sé que tiene una extraordinaria relación con muchos equipos".
El vínculo con los Álvarez Cuevas se remonta desde la mitad de los setenta, según cuenta Javier Kalinin Guzmán, pues desde aquellos tiempos ya se organizaban los espectaculares asados en la casa de San Ángel de Carlos Hurtado. Muchos jugadores de aquel equipo campeón de Cruz Azul se reunían para comer carne con quien se convertirá en uno de los hombres más influyentes del futbol mexicano. Una de las cuantiosas transacciones del promotor es la que realizó con el uruguayo Richard Núñez, un delantero que dejó libre el Atlético de Madrid. Tuvo altibajos en su paso por Cruz Azul y Pachuca, y a comienzos de este año llegó al América por un cifra cercana a los 2 millones de dólares.
"Hace muchos años, Hurtado quiso armarme el equipo; él ponía calificaciones a los jugadores, quería meter y sacar técnicos, pero no se lo permitía", recuerda José Antonio García, orgulloso de que Atlante sea junto con Guadalajara uno de los pocos equipos que se mantienen al margen de las ofertas de los promotores.
El poder desde Miami
Su poder sobre numerosos equipos es tan incuestionable que muchos entrenadores, jugadores y directivos del futbol mexicano, conscientes de su influencia, suelen viajar hasta Miami, su sitio de residencia desde hace varios años, para solicitar su bendición. Inteligente y audaz, gran conversador, con cierta inclinación para citar pasajes de Jesucristo y de diversos personajes de la historia, el promotor Carlos Hurtado entendió desde los inicios de su exitosa profesión que uno de los mecanismos más eficaces para obtener la lealtad de técnicos y jugadores consistía en ayudarles económicamente si se quedaban sin trabajo. Esta fue una estrategia que le ayudó a extender su amplia red e hizo que muchos se contrataran por su conducto. De sus gestos de solidaridad hay versiones en el sentido de que algunos de los técnicos y jugadores a quienes ahora representa, cuando estaban desempleados les daba oportunidad de que se ganaran unos centavos: unos cortando el pasto del jardín de su casa y otros iban por allá detrás de Él cargándole la maleta. Sobre la gran influencia de los promotores basta con un ejemplo: Guillermo Lara representaba a 28 jugadores en el club Necaxa, casi todos los elementos de la Primera A, y la mitad del primer equipo de la Primera División. Y eso que Lara no tiene el margen de acción del hombre que vive a todo lujo en Miami. A Hurtado también se debe que Hugo Sánchez se decidiera a contratar los servicios de un asesor durante su primera etapa en la dirección técnica de los Pumas. Deseoso de colocar su producto, Hurtado le vendió la idea de que Mario Carrillo sería un eficaz consejero. Más tarde el promotor le cobraría una suma muy elevada por los servicios de Carrillo, lo que el Pentapichichi consideró como una canallada.
El ex seleccionado mundialista Tomás Boy comenta: "En los tiempos en que yo estaba negociando con los Jaguares de Chiapas supe que un promotor (Guillermo Lara) andaba diciendo que iba a hacerme la vida imposible en los distintos equipos, sólo porque le corrí a su jugador (Nicolás Olivera) en Atlas. Me advertía que a donde quiera que yo fuera se encargaría de boicotearme". No era una amenaza sin fundamento, sobre todo si se toma en cuenta lo difícil que ha sido para él cerrar contrato con algún equipo. Boy comenta que en su momento Hurtado también amenazó con bloquearlo y expresa que ya está acostumbrado a permanecer durante largos períodos sin trabajo como director técnico. En la actualidad se desempaña como comentarista de radio. "A Olivera lo di de baja en Atlas, de común acuerdo con la directiva, porque el jugador estaba muy molesto desde que salió Rubén Omar Romano, y entonces su actitud en la cancha era equivocada", dice sin titubeos el ex mediocampista de Tigres. Agrega que "es muy difícil permanecer en la Primera División sin un promotor que te represente. Pero aún así, soy el que más ha sobrevivido".
Un joven muy atrevido Miguel Mejía Barón ha pedido que se escriba de manera exacta y puntual sus declaraciones sobre Carlos Hurtado, al que considera un amigo entre comillas y un tipo preparado. "A Carlos lo conozco desde hace muchos años, cuando llegaba a los entrenamientos de los Pumas. Me acuerdo de Él en la casa de Leonardo Cuellar. Hacíamos cascaritas de uno contra uno frente a Bora, siendo Milutinovic ya un jugador maduro. Hurtado, pese a ser todavía un chavo, se mostraba muy atrevido, con cierta técnica, pero nunca logró ganarle a Bora", comenta el ex técnico nacional. Agrega que coincidieron en otras reuniones en las que suele ir gente del futbol, y tiempo después, "durante aquella temporada que dirigía al Puebla me enteré que Hurtado asesoraba a Francisco Bernat, el dueño del equipo".
Debido a las suspicacias que podría suscitar su amistad con Hurtado, Mejía Barón se ve obligado a precisar: "Lo cierto es que a mí no me insinuó nada en el sentido de negociar con jugadores. Yo encontré en Puebla el plantel ya hecho y nunca tuve una relación de tipo profesional con él".
En el Ámbito del futbol mexicano hay quien exalta las virtudes de Carlos Hurtado, como Emilio Maurer, empresario y exdirectivo del Puebla: "Es mi amigo y una persona muy inteligente. Él tuvo que ver mucho con aquel Puebla que quedó campeón la primera vez. Me ayudó a armar el equipo. Los jugadores que me llevó fueron decisivos para el título".
Y, retador, pregunta: ¿Quién dice que Hurtado no sabe de futbol? Y se responde: "Sólo un despistado puede atreverse a decirlo, porque es un promotor conocedor, con fuertes relaciones en Sudamérica y que sabe demasiado de su negocio".
El que niega cualquier relación con el famoso promotor es Manuel Lapuente, el técnico al que le correspondía llevar el alcohol durante los asados que se organizaban en casa de Hurtado. "Yo no me llevo mucho con Carlos. Eso lo inventaron. Nunca he manejado un promotor. ¡Nunca! Pocas verdades se escuchan Últimamente". Y agrega entre contrariado y sorprendido: "Debería platicar mejor con los presidentes de clubes que lo han tratado, porque normalmente él se entiende con ellos. No tengo contacto con Hurtado desde hace años. Lo conocí en los tiempos en que yo era jugador, y eso porque Él era amigo de mi hermano Javier. Incluso recuerdo que jugábamos futbol en una canchita".
Billy Álvarez se muestra desconfiado cuando el reportero le pregunta acerca de su estrecha relación con Hurtado, y dice: "¿De quién viene la entrevista? Si nosotros jamás hemos tenido exclusividad con nadie. En Cruz Azul ningún promotor ejerce una gran influencia, esas son leyendas, hipótesis, historias que se tejen". Pero el presidente de Cruz Azul reconoce, vía telefónica: "Hurtado es alguien a quien se le ha tratado; es un promotor con experiencia y bases, amplio conocedor del medio futbolístico. El tiempo nos dice que es un hombre exitoso". Tan inconvenientes han sido ciertos fichajes de Hurtado, que Alfredo Álvarez Cuevas estaba muy molesto por la fallida y sospechosa contratación de Lussenhoff, e incluso llegó a decir que Luis Fernando Tena nunca más volvería al Cruz Azul.
"Yo me pregunto: ¿Cómo miden los presidentes los resultados de los técnico?", exclama Tomás Boy, y sigue con vehemencia en el hilo de sus reflexiones. "José Luis Trejo puede fracasar en cuatro o cinco equipos y lo vuelven a contratar, seguramente debido a las gestiones del promotor en cuestión. Es el mismo caso de Lapuente, quien destruyó al América y ahora va a hundir a Tigres con la ayuda de Hurtado".
Un caso parecido al de Boy le ha tocado vivir al chileno Marco Antonio El Fantasma Figueroa, quien desde hace tiempo ruega por una oportunidad para volver a dirigir en Primera División. Pero consciente de que le ha faltado un representante que lo acomode, no le queda otro remedio que comentar entre irónico y divertido: "Me gustaría que alguien me presentara al promotor del señor Trejo. No tengo ningún problema en darle su comisión del 10 o 15% si me consigue equipo".
Hurtado, el hombre que impuso en el balompié mexicano la cifra mágica de 1 millón de dólares como pago por adelantado para algunos entrenadores; el mismo al que Guillermo Cañedo veneraba en la ciudad de Miami, con ascendencia en San Luis, América, Tigres, Morelia, Jaguares, entre otros clubes, que soñó de joven con ser futbolista; el que agasajaba a presidentes de clubes con sus espectaculares asados en su casa de San Ángel, es, según Carlos Reynoso, quien ha jugado con él algunas cascaritas, "un tipo muy correcto, casi como una dama".
A propósito del tema, Miguel Herrera saca una conclusión: "A veces pienso que todo esto que se habla es más un mito que una realidad, porque si fuera tan poderoso Hurtado, ya hubiera comprado un equipo de futbol. Lo que sí te digo, es que nunca hemos cruzado una palabra, y menos he sostenido una negociación con él". Contactado vía telefónica en la ciudad de Madrid, Carlos Hurtado, muy dolido y enfadado por lo que se ha escrito de él, rechazó cualquier posibilidad de entrevista con el reportero.
PUBLICADO EN LA REVISTA PROCESO