El mejor antídoto para la tristeza de perder un campeonato fue ver a 60,000 hinchas de América entregarse al equipo al compas de RITUAL DEL KAOZ. Estoy seguro que esas personas que se quedaron a aplaudirle a América cuando recibieron la medalla de segundo lugar, no son los que estuvieron por ser final, desde la final pasada o desde que M. Herrera levanto al equipo, fueron los que estuvieron cuando Ramón Diaz llego a robar plata, cuando con Romano no le ganamos a nadie, cuando con Jesús Ramírez cualquiera nos daba un baile en nuestra propia casa. Que inyección de ánimo fue escuchar a todo el Azteca cantar "jugando bien o jugando mal", perdimos una final pero salimos con el orgullo intacto, como si hubiéramos ganado un bicampeonato.
AMÉRICA ES PASIÓN, LOCURA DE MI CORAZÓN.