América nos demostró que la grandeza mística, que conquistó a millones de mexicanos en el pasado, existe en sus venas. El equipo fue un amarillo brillante. Recordó su historia y le guiñó al recuerdo de Emilio Azcárraga Milmo con una de sus históricas frases: «Prefiero perder 4-5 a ganar 1-0».
«América fue eliminado, pero queda la sensación que fue el gran ganador de ayer, que va con viento en popa hacia el Mundial de Clubes. Es cierto. Fue eliminado, pero fue fiel a la camiseta, cosa que Pumas no», se pudo escuchar en un análisis.
Lo del azulcrema fue otro método de enamorar al hincha. El partido que brindó, los huevos que puso en la cancha y el ejemplo de amor propio, dignidad y orgullo dentro de la alfombra verde, en mi opinión, quedarán en la memoria. Y lejos de ser una dolorosa eliminación, puede ser enmarcador como el día en donde el americanismo dejó en claro que en nuestra región no hay un equipo con tal filosofía, y que ante la adversidad pueda volver realidad una frase básica del fútbol; ya lo sabíamos, pero de ahora en adelante es un mandamiento: con América dentro del terreno de juego, todo es posible.
