Iniciar el torneo empatando en casa y sin goles no es buen presagio. Pero, al menos, Puebla ya no humilló al América de Ambríz, como sí lo hizo cinco meses atrás, en el marcador. A ojo de hincha, no hubo coordinación, ni buen fútbol; al contrario, se percibía apatía. Eso, más los errores en ataque son para analizar. Lo que está mal en la platea y en las laterales es abuchear y reventar a los jugadores de una manera tan [común y] corriente, pero si algunas vez gritaron los goles de Ronaldinho, ¿qué más podemos esperar?
La hinchada presentó uniforme de gala: banderas que se mantienen hondeando, una orquesta que contagia a la popular, aliento incondicional y estandartes conmemorativos al Centenario. ¿Qué más quieren los jugadores?