por Rafael Ramos Villagrana
publicado en ESPNDEPORTES.com
LOS ÁNGELES -- Partamos de un supuesto: América está muerto.
Y no sólo en la Copa Libertadores, sino que, terminemos de elaborar el sofisma, y digamos que también las Águilas están zopiloteando en la Liguilla del futbol mexicano, donde debe enfrentar a otro -tiene tantos-, de sus enemigos número 1, porque todos son enemigos número 1: Chivas, Pumas, Cruz Azul, Monarcas, etc.
Visto así, las Águilas están en estado de putrefacción y los olores ácidos de su propia descomposición aún no los perciben, y sólo esperan dejar de ver cuando los gusanos salten por sus órbitas oculares.
Es un supuesto, un sofisma, es decir un argumento fortalecido por mentiras. La verdad está escrita en la cancha y en las clasificaciones de Liguilla y Libertadores.
Nada más perverso y cobarde que tirar la piedra y esconder la mano.
Pocos dábamos un centavo por el milagro del Mae'tro Carlos Reinoso.
Su advenimiento como técnico del América no sólo despertaba incertidumbre, sino esa forma desmesuradamente optimista para otear el futuro de su equipo parecía ridícula, como un vendedor de esperanzas de vida para consolar al desahuciado y a sus angustiados familiares Ojo: para que no se distorsione la valoración del trabajo del Mae'tro, la memoria está llena de todas las triquiñuelas que le acompañaron en otros pasajes de entrenador y hay una relación de medias verdades o medias mentiras de sus propios compañeros.
Vaya, hasta el cura huyó del confesionario cuando Reinoso empezó a relatar sus pecados. Aclarado esto, revisemos su trabajo en este torneo.
CRISIS HEREDADA...
Recibe un América en crisis, provocada, o permitida, o prohijada por Manuel Lapuente. Al hablar de crisis no hay secretos: futbolistas irresponsables; haraganes auténticos; una anarquía absoluta; jugadores bandoleros y aburguesados.
Eso encontró Reinoso en una plantilla conformada por titulares que en algún momento ya habían sido, casi todos, campeones con sus equipos.
Es decir, tenían espíritu de ganadores, pero eran piltrafas espirituales a la hora de salir en la cancha: ni entendían la grandeza de su equipo, y hasta aberrantes algunos menospreciaban el compromiso mayúsculo de los grandes desafíos, como los mismos clásicos, porque, vale recordarlo, los tres del Apertura 2010, fueron un fracaso con Lapuente: derrotas ante Pumas y Cruz Azul, y empate en el Azteca con aquel tristísimo Chivas que ocultó con diez empates sus propia crisis.
Este torneo, fue menos doloroso, porque si bien América perdió con Cruz Azul, fue humillado por Chivas, al menos sacó la realeza del mote de Águilas para sacar una victoria histórica, necesario y urgente sobre Pumas.
En 14 juegos de la Liga que ha dirigido Reinoso, América totalizó 26 puntos de 42, es decir un 62 por ciento de rendimiento, superior al 61 por ciento de Tomás Boy con Morelia y por supuesto al de otros cuatro clasificados, y sin descuidar que sigue vigente en la Copa Libertadores de América.
Además, América es el único equipo de los clasificados que cambió técnico, y en la historia de torneos cortos del futbol mexicanos son contadísimos los casos en el que un relevo de entrenador, logra meterse a la Liguilla.
Ojo: reiteramos, el recuento está a la mano, y muy presente, de que el Mae'tro tiene el armario lleno de esqueletos, y algunos, todavía, tienen estertores de querer tomar vida.
GRITOS Y ALGO MÁS...
Además del elíxir motivacional que estremeció ("en el vestidor les he mentado la madre cuando ha sido necesario", reconoció Reinoso en Raza Deportiva) a los vividores, y una serie de disciplinas como las ejecutadas con Enrique Esqueda y Matías Vuoso, el chileno ha mostrado otras bondades.
Tácticamente, recapitulando en el mea culpa, dudábamos que fuera capaz de rejuvenecer al equipo, y fue fácil decir que su forma de ver el futbol estaba caduca, anquilosada, arcaica y avejentada.
Bueno, de repente, el uso de sus no tan bastos recursos, de su pequeñito ejército, como jugadas a balón parado, improvisar posiciones para Rolfi Montenegro, Vicente Sánchez y Ángel Reyna, así como jugar sin un punta natural, muestran que el técnico de tormentoso pasado, está en condiciones de provocar tormentas a futuro, porque pase lo que pase esta semana, ya recibió la bendición de Azcárraga Junior de seguir al frente de las Águilas.
VUELVE DEL LIMBO...
Y si de resurrecciones hablamos, inevitable subrayar la campaña de Ángel Reyna. Ya había insinuado que podía, pero, principalmente, había demostrado que no quería. Reinoso lo convenció de que ya debía, de que era el momento de poner sus facultades en la cancha y al servicio legítimo del equipo.
Reyna cierra con 13 tantos, campeón de goleo y entre sus servicios y sus anotaciones ha aportado 12 puntos al América. Eso significa efectividad, si se añade que marcó un promedio de .8 goles por encuentro.
Curiosamente, esos 13 goles de Reyna es el total de los que había marcado en los anteriores cuatro torneos con el América., y en otra coincidencia cabalística, había sumado 13 goles en siete temporadas jugando para Necaxa y San Luis.
¿Obra de la casualidad? No: mérito del jugador y de quien lo convenció de que puede ser lo que hoy es, y, que es de esperarse, siga siendo.
UNA COPA MÁS...
¿Y el pasaje de la Copa Libertadores llegó a su fin?
Santos llega en condiciones similares. El fin de semana venció 2-0 a Sao Paulo y le espera la final del campeonato Paulista 2011 ante Corinthians el próximo domingo.
Ocho horas después del juego, tras el enorme esfuerzo físico, sin catalizar el ácido láctico siquiera, los santistas viajaron a México y terminaron 18 horas después en su hotel en Querétaro, reportando la ausencia de Elano, jugador clave al lado de Neymar y Ganso.
Es decir, su travesía fue similar a la del América que sobrevivió con el 1-0 adverso, pero no aún definitivo ni definitorio en la carrera de la Copa.
Igual, entre este martes y el domingo, la odisea, la cruzada americanista, llega a su fin, y todo este ejercicio de rescatar hechos que hablan bien de Reinoso, se pueden ir a la basura, con un par de lógicos resultados adversos. Pero, igual no, igual esas formas de trabajo del Mae'tro siguen asombrando, pero, claro, sin que se olvide que cualquier discurso exagerado y fuera de lugar, permita recordarle la parábola de los sepulcros blanqueados.
Diríase pues de este América, que por lo menos hasta el próximo domingo, y tal vez un poco más, recurriendo a esa manida frase en el Don Juan Tenorio de José Zorrilla, "el muerto que vos matasteis goza de cabal salud".