Por Eric Gómez
La hipocresía es alarmante. Los espacios más grandes reservados para las noticias estan alumbarados con imágenes grandes y vibrantes acompañadas por líneas de texto que simulan golpes en el pecho. Abajo de estas, enterradas en publicidad y otras notas - una pequeña imagen con la leyenda "Bicampeones juveniles, simplemente monumental."
Esta es la actualidad de Club América, un equipo amarrado históricamente a gastar sendas cantidades de dinero en refuerzos para mantener felices a sus millones de seguidores, al mismo tiempo que ignora su sistema de fuerzas básicas que entrega los resultados que añoran tener en el primer equipo.
Christian Benítez, en sus mejores días, es un delantero letal, de esos casos comunes que denotan la diferencia entre las mejores ligas europeas y el espejismo de la 'competividad' que existe en México. Campeón goleador en México, un delantero del montón en Inglaterra. Peor que el montón. Benítez fue un fiasco en el Birmingham al momento que pisó la cancha, y en Torreón lo sabían.
Ahora, los laguneros le aplican la misma broma a los americanistas que con Matías Vuoso (idos veces!). Les vendieron un jugador tocado, ejemplar para un equipo de poca presión pero con focos rojos a la hora de acomodarse en una situación de alta presión.
"Eric, lo mismo decían de Cabañas," me decía un buen amigo. Cierto, pero era imposible ignorar un tipo como Salvador, que había jugado como enganche, extremo y centro delantero en varias fases de su carrera... ¡y todo lo había hecho bien! Benítez es un nueve puro, que además viene acarreando lesiones. Algo no huele bien en Coapa.
¿NO HAY CANTERA?
Paul Aguilar parece una apuesta más sensata. Calidad comprobada en una posición plurifuncional, un obrero que en cualquier momento puede tomar el protagonismo... pensemos que es Edgar Castillo con más fortaleza mental. Ahora, veremos si América tiene el descaro de regalarle una pradera lateral a Layún para banquear a Rojas y poner a Paul del otro lado.
Aquí todo es posible. Pero... ¿y la cantera, apá? Diego Reyes está llamado a ser el relevo de Gerardo Torrado en la contención mexicana. Guillermo Ochoa, por más criticado que sea, es uno de los mejores tres porteros mexicanos en los últimos quince años. Oscar Rojas ha sido seleccionado. Angel Reyna tuvo que pasar un exilio prolongado antes de que lo aprovechara el América. Tony López parecía ser un delantero útil. Patricio Treviño lo ha hecho bien, mejor que J.C. Valenzuela sin duda. Hay otros que vienen empujando como Luigiani Gallardo, Ademar Rodríguez, Isaac Acuña (de gran torneo en Querétaro) y Leonín Pineda (artífice del ascenso tijuanense a Primera División).
Hay calidad. Y los primeros que se tienen que convencer de eso son Carlos Reinoso, Jaime Ordiales y Michel Bauer. O sea, los ejemplos puros de la necedad.