Miguel Herrera recibió su regalo de Navidad de manera anticipada. El entrenador se despidió del Atlante para tomar las riendas del Club América, situación que lo llena de alegría y motivación, pues considera que se encuentra en una de las etapas más importantes de su carrera. Por el momento, el Piojo sólo se concentra en iniciar el próximo año de la mejor manera posible, logrando muchos éxitos con el equipo y cumpliéndole a la afición americanista.
“Creo que las cosas se dan en su momento. Hasta hace poco la preocupación era el Atlante, tenía el proyecto de salvar al equipo, se logró sacarlo adelante, y llegó esta situación imprevista; así que con contrato vencido y con la autorización de la gente del Atlante, llegó el momento de aprovechar esta oportunidad. Estoy muy agradecido, se nos adelantó la Navidad, se nos adelantó Santa Claus, estoy contentísimo con este regalo (dirigir al América), con esta gran noticia y trabajar con estos equipos es algo que siempre ha estado en la ilusión de uno”, comentó el entrenador.
El Piojo tiene una gran familia, que no solamente se caracteriza por ser numerosa, sino también por ser muy unida, por lo que diciembre es un mes de gran importancia para Miguel.
“Desde hace más de diez años tenemos la tradición de organizar posadas, nos reunimos alrededor de 200 personas: hay hermanos, tíos, primos, sobrinos, nietos, muchísimos familiares... se pone bien el ambiente. Es una posada totalmente tradicional, donde cantamos, rompemos piñatas, bailamos y degustamos los ricos platillos, como ponche, buñuelos, dulces.
“No he estado en todas porque a veces el futbol no me deja, pero cuando se puede lo disfruto al máximo, porque es algo que me agrada mucho”, expresó. Para la cena de Navidad y Año Nuevo, Herrera trata de reunirse con sus hermanos, y lo que más disfruta de esta noche es la variedad de platillos que llevan los asistentes.
