El América goleó al San Luis, uno de los equipos que mejor habían jugado en el torneo. Son los mismos jugadores que pasaban penas con Manuel Lapuente. ¿Cuál es la diferencia? Darle confianza a los futbolistas para hacer lo que les gusta. Excepto marcianas excepciones no conozco a ningún jugador profesional que no quiera salir a jugar, a meter goles, a divertirse. Por supuesto que saben que tienen que ser disciplinados y cumplir la chamba de defender cuando es necesario, pero lo que disfrutan es ganar, meter goles y que el público salga feliz. Se nota cuando sus entrenadores les dan chance de hacer eso.
Se extingue una generación de directores técnicos que se hizo, que creció dominando el pavor a no perder. Un sistema efectivo para mantener chambas, pero que hoy se ha vuelto caduco. Los aficionados dijeron basta. Reciben en sus casas el mejor futbol internacional y otros deportes que tienen como prioridad el espectáculo. Cuando se aburren le cambian.
Carlos Reinoso no es un genio táctico, pero es un líder, alguien que confía en sus futbolistas y ahí están los resultados. Sólo aplica el sentido común. Por supuesto que el América no es todavía un trabuco, que dos goles ayer fueron penales, pero la actitud ofensiva es evidente y jugadores con tanto cartel se ven más cómodos cuando les dejan hacer.
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