Con la llegada del Football Association a nuestro país hacia finales del Siglo XIX comenzaría una nueva época para el deporte en México, ya que con el paso del tiempo el futbol se convertiría en el referente número 1 por la gran cantidad de mexicanos que lo han hecho su actividad física y visual preferida, tal vez por el recuerdo ancestral del Juego de Pelota.
Pero en un principio no todo fue bello. Así como mantuvimos el yugo español luego de la conquista, el futbol tuvo su propio dominio, el de los ingleses, quienes no permitían que algún mexicano –salvo honrosas excepciones- practicara el que ellos consideraban su deporte nacional.
Con la Revolución Mexicana primero y luego con la I Guerra Mundial, los mexicanos se fueron abriendo espacios hasta lograr su propia independencia.
En Jalisco, por ejemplo, hacia 1908, 11 mexicanos desafiaban a los europeos y abandonaban las filas del Unión -un cuadro creado por belgas y franceses- para constituir el primer equipo totalmente nacional: El Guadalajara.
En la Ciudad de México dos años más tarde surgía el México, un equipo que, sin embargo, tenía en sus filas a elementos nacidos en nuestro país pero también a jóvenes españoles que poco después marcarían toda una época conformando al poderoso Club España.
Cuenta la historia que pocos años atrás, en 1916 un equipo compuesto exclusivamente por estudiantes mexicanos conformó el Club América. Los primeros años no fueron nada fáciles, batallaron por salir adelante en un medio en donde los extranjeros no soltaban ningún espacio y en donde los equipos campeones hasta el momento tenían entre sus filas una gran cantidad de elementos no nacidos en nuestro país.
En los años más recientes, el Club España, fiel representante de la colonia ibérica, dominaba con fuerza y orgullo la Liga del futbol mexicano. Su prosapia, avalada con títulos y trofeos, no tenía discusión alguna. Considerado como un conjunto casi imbatible, al España era difícil no digamos arrebatarle un título, sino tan sólo algún punto. Con 9 títulos en sus alforjas, el España era el máximo ganador de Campeonatos de Liga del futbol nacional hasta ese momento. En la Temporada 1923-1924, el conjunto ibérico se quedaría con un nuevo título, mismo que prácticamente le quitó de las manos al América, que ya comenzaba a dar muestra de su independencia.
Para la Temporada 1924-1925, las cosas fueron diferentes. El América desde un principio fue dando cuenta de los rivales más importantes, incluyendo al mismísimo España, que al final del Torneo de Liga quedaría relegado hasta el tercer sitio. El partido clave que decidiría el campeonato, se disputó el 1 de marzo de 1925 en el Parque Asturias, ubicado en pleno Paseo de la Reforma en lo que hoy son las calles de Rhin y Lerma, por cierto muy cerca del monumento a la Independencia que 15 años atrás había sido inaugurado por Porfirio Díaz.
El partido entre Asturias y América se jugó a tribunas llenas. El encuentro fue en verdad emotivo, resultando victorioso por 1-0 el conjunto nacional. Rafael Garza Gutiérrez, el incansable “Récord”, desbordó desde la defensa y tomó un balón en la media cancha, se escapó por el lado izquierdo ante la marca de dos asturianos. Centró por donde entraba Juan Terrazas, quien desbalanceando al portero, anotó el tanto de la victoria y del título. México representado por el América, obtenía por primera vez un título arrebatándoselo ni más ni menos que a los españoles.
En aquella tarde memorable, el América alineó con Nacho de la Garza; Manuel Yáñez y Rafael Garza Gutiérrez "Récord"; Francisco "Camión" Henríquez, Enrique "Matona" Esquivel y Luis "Oso" Cerrilla; Rosendo "Picorete" Terrazas, Pedro Legorreta, Guillermo Márquez Acuña, Horacio Ortiz y Juan Terrazas.
Once mexicanos que le daban lustre real al futbol propiamente nacional.
No había duda, el futbol mexicano se había independizado…
POR Carlos Calderón - historiafutbol@yahoo.com.mx
PUBLICADO EN MEDIOTIEMPO.COM