Por Rene Tovar
Para Record.com.mx
¿A qué juegas Chucho? Seguramente Jesús Ramírez sabe qué es lo que quiere con este América, pero ni la afición y mucho menos los jugadores entienden cómo desea hacer funcionar un conjunto que da pena ajena y al que sólo lo salvan sus individualidades como SALVADOR Cabañas.
¿Qué haría América sin Chava o Memo Ochoa? Sería un auténtico caos o una burda copia del Socio Águila, en sus inicios. Lo visto el domingo en el Estadio Azteca tiene que dejar una gran lección para los azulcrema. Empatar con un equipo tan limitado como los Indios de Ciudad Juárez, que sacaron el resultado más con corazón y carácter que con buen futbol, debe prender las luces rojas de alerta y dejar muy en claro, para la directiva, lo que debería pretender un club grande como las Águilas.
¿Vieron la imagen de Cabañas preguntando a la zona técnica cómo se acomodaría el equipo? Ése es el ejemplo más claro de que lo que no se trabaja mucho en los entrenamientos termina por desconcertar a todos los jugadores, lo cual conlleva a una auténtica anarquía en la 'identidad' futbolística.
Sinceramente no sabía que un jugador como el Topo Valenzuela dominara tantas posiciones. ¡Ya lo quisiera el Arsenal! O bien que una escuadra controle cambios como por ejemplo iniciar un 1-5-3-2 a un 1-4-4-2, pero modificando las funciones de los jugadores. (Ojo Vasco, ahí tienes seleccionables por si hacen falta cubrir 'huecos' en el Tri; en América la hacen de mil usos)
En ese sentido, sin duda, Ricardo La Volpe es un maestro en modificar cuestiones tácticas sobre la marcha. El Bigotón ensayaba tanto los movimientos en las prácticas que llegué a presenciar dodne había acaloradas discusiones (y hasta mentadas en corto), con jugadores, porque sus sesiones las hacía casi perfectas. Seguro no han cambiado con el Atlas.
Ahí están los resultados.Si recuerdan, la Selección de La Volpe llegó a jugar bien y mostrarse lo mismo con 1-5-3-2 que con 1-4-4-2, porque los jugadores tenían en la memoria cómo aplicar esos sistemas, aunque también tenía 'bajones' muy claros en algunos partidos.
El Azteca volvió a ser testigo de más cambios en el sistema azulcrema, que no pudo superar a Indios que aplicó el sistema vampiro (todos debajo del poste), pues su imaginación, pero sobre todo su poco juego colectivo, fue nulo, por no decir paupérrimo. Lo más destacado de los visitantes fueron sus goles y Frías. Nada más.
Jesús Ramírez tendría que reconocer que su "mejor jugador", además de Cabañas, fue el número 3 aborígen, Juan de la Barrera, que en dos ocasiones abanicó el balón (uno de ellos el segundo gol) y exhibió que las carencias de los de Juárez pasan por lo individual. ¡Qué pobreza, señores, por favor! Hasta me hicieron recordar al Islanders de Puerto Rico. ¡Caray! También tienen para más.
En verdad me gustaría que alguno de los lectores o seguidores de las Águilas, me explicara ¿a qué juega el América?, porque si no, entonces tendré que consultar a los especialistas de la táctica (Andrés Soria y Luis M. Flores), para que me saquen de mi ignorancia o bien para que me confirmen que las Águilas son un auténtico laboratorio de experimentos de un técnico que por vez primera dirige en la máxima categoría, más allá de su blasón como campeón del mundo en divisiones menores.