PUBLICADO EN OEM.COM.MX
ITAUGUÁ, Paraguay.- Al regreso de Jerusalén, a donde fue a cumplir una manda por las bendiciones a las que ha sido expuesto en los últimos dos años, "El Mariscal" arriba a su tierra. No olvida sus orígenes y se reconforta en los abrazos de sus padres, Don Dionisio y Doña Basilia, que lo aguardan en su hogar.
Cerca de ahí y con las ansias a flor de piel, va en busca del reencuentro más importante de su "nueva vida": él, un balón y la cancha de futbol.
Sí, Salvador Cabañas, quien es recordado y extrañado por el América, luego de su percance que casi le arrebata la vida, llega al "Juan C. Pettengill", casa del 12 de Octubre, club donde nació como jugador y en el que intentará ser lo que algún día fue.
Inmediatamente se pone el uniforme, realiza el viejo ritual, le reza a la Virgen de Caccupé, y con un fuerte apretón de manos, sale al césped.
A lo lejos, su técnico, Rolando Chilavert, y sus compañeros, lo esperan. Corre y se entrega, pero nota miradas raras que propician su alto. Se acerca y se da cuenta que es ESTO, quien lo espera con sombrero en mano y una canasta de dulces mexicanos.
Se "desnuda" en felicidad y dice, "mba'éichapa", que significa "hola" en su lengua materna, guaraní, pues le resulta agradable un mínimo contacto con el pueblo mexicano. El momento es único, no lo duda, se pone el sombrero tricolor y agrega, "ahechaga´u México" (extraño México).
Convencido de regresar al futbol en donde se hizo ídolo, afirma "aha jeyta Selecciónpe ha Américape" (regresaré a la Selección y al América), porque las Águilas "ha´e tuichaveva yvy ape ári" (es el equipo más grande del mundo).
Disfruta de una rica palanqueta y le regresa nuestro sabor, pues de las tierras aztecas está agradecido. Por lo que finalmente se despide con un "aguyje México, aguyje América" (gracias México, gracias América).
Jajohechapeve (adiós) Che Aguijevete ndève (Muchísimas gracias).