miércoles, 8 de febrero de 2012

Regresan a ajo y agua

En el América de a poco la presión comienza a apoderarse de los altos mandos, pues aunque no han habido tan malos resultados, el que no estén arrasando los tiene bastante nerviosos. Y si no es así, eso parece por la forma en que han tratado de "blindar" al equipo, cerrando los entrenamientos, evitando las declaraciones y hasta sometiendo a Miguel Herrera, quien siempre había sido abierto al contacto con la gente.

Y como las entrevistas banqueteras se han vuelto el pan de cada día, tal y como sucedía antaño cuando sentían que cerrando las puertas podían mantener en calma y concentradito al plantel, pues ahora los paganos son los vecinos de las Águilas, que son los trabajadores de un laboratorio médico que a diario se quejan amargamente por el tráfico que se hace a las puertas del Nido.



Ni modo, mientras no haya oportunidad para que la gente común y corriente tenga acceso a las prácticas para pedir autógrafos aunque sea desde las tribunas y se mantenga esta política vetusta, pues no queda más que ajo y agua...

Tristes Tigres
No todos los Tigres se fueron del Estadio Azteca con una sonrisa tras el triunfo ante el América, pues el chofer de la unidad apedreada por barristas azulcremas vivió un auténtico infierno a su regreso a Monterrey.
Cuentan que Francisco Pérez Martínez, de 71 años, tuvo que esperar a que llegaran a la zona de Lechería los 4 integrantes de la Libres y Lokos que fueron atendidos en el hospital Xoco. Ya como a la media noche, emprendió la marcha, pero al carecer de los 2 cristales delanteros tuvo que ponerle al autobús un hule cristal y pegarlo con cinta canela para evitar el clima frío en la carretera.
Por si no bastara con que tuvo que pararse al menos 10 veces a volver a poner el plástico con todo y que manejó a 60 kilómetros por hora, la Policía Federal lo detuvo 5 veces en su camino en puntos como la caseta de cobro de San Luis Potosí, Matehuala, Huizache, San Roberto y antes de entrar a Monterrey, aunque para su fortuna no le pidieron "mordida".
Total que después de 18 horas, 6 más de las habituales, llegó ayer por fin a su destino, pero lleno de preocupación por no saber cómo va a conseguir los más de 15 mil pesos para reponer los 4 cristales que los "querubines" seguidores del América le destrozaron al autobús, que es el sustento familiar.