lunes, 27 de mayo de 2013

Una final vibrante

El Futbol mexicano vivió una de las finales más vibrantes de las que se tenga memoria. América y Cruz Azul protagonizaron una épica batalla digna de cualquier liga del mundo que tuvo tintes dramáticos e históricos.
En el mejor marco de la República Mexicana con 100 mil aficionados que disfrutaron y sufrieron, que gritaron y lloraron a lo largo de los más de 120 minutos que se jugaron en el terreno de juego bajo una pertinaz lluvia que dio comienzo con el encuentro y que ya no finalizó junto con el mismo.


El desarrollo del juego con un Azul que se va arriba en el marcador poniendo a su rival en situación crítica, la expulsión temprana que sufre América y la remontada al marcador para irse a tiempos extras dónde los dos goles de las Águilas cayeron en tiempo de compensación prácticamente, le dieron al juego un dramatismo pocas veces visto y que difícilmente podrá repetirse.

Una Gran Final entre estos dos rivales merecía un arbitraje que estuviera acorde a las circunstancias. Paul Delgadillo inició bien cuando a los tres minutos de juego le comete Alejandro Castro una falta cerca del área de Cruz Azul a "Chucho" Benítez y el árbitro aplica muy bien la ventaja que termina en un tiro de esquina a favor del local y detiene en eso momento la reanudación del juego para amonestar de manera excelente al cementero que había cometido la infracción.

Allí pensé que Paul tomaría las riendas del partido y que no las soltaría hasta finalizar con una gran actuación. Pero a los 17 minutos viene una jugada clave que echaría por tierra el buen inicio de partido. Se escapaba a velocidad Teófilo Gutiérrez cuando Molina le comete una falta para evitar que se escapara con posibilidades de crear peligro para la meta de Moisés Muñoz.

La falta ameritaba la tarjeta amarilla de inmediato por el tipo de infracción pero nunca fue una manifiesta oportunidad de gol para los cementeros y de manera muy desacertada Delgadillo le muestra la tarjeta roja al americanista cuando todavía por el centro venía cerrando Aquivaldo Mosquera que tenía oportunidad de cerrar la jugada y marcar al rival. Una tarjeta roja por evitar una manifiesta oportunidad de gol debe de mostrarse sólo cuando prácticamente es inminente que si no se comete la falta el atacante quedará seguramente frente al portero con obvia chance de convertir el gol, pero en ese momento no existía tal oportunidad de gol.

Error grave de apreciación que cambia el rumbo del partido porque América era mejor y estaba encima del rival buscando la igualada en el marcador gol. Tras cartón cae tres minutos después la anotación de los cementeros que cayó como balde de agua más fría que la que estaba cayendo sobre el estadio. De ahí en más el árbitro perdió el control del juego y dominio de si mismo dejando de marcar un buen número de faltas que si ocurrían dentro del campo.  Pero como colofón de su errático e irregular trabajo arbitral sobre el final del tiempo reglamentario ocurren dos incidencias que le dan otro rumbo al partido. En el gol del empate del América hay una falta flagrante del Maza Rodríguez que empuja a Flores para dejar que Aquivaldo pueda rematar de cabeza a placer sobre la portería de Corona que nada puede hacer y da el gol de América. Ya en el minuto 92 con 30 segundos Moisés Muñoz se va al área de los cementeros en ocasión de un último tiro de esquina y desplaza mediante empujón cuando el balón venía en el aire a "Chuletita" Orozco y de ahí se queda con el espacio para rematar de cabeza y así convertirse en el héroe histórico del partido final.  Un trabajo arbitral desacertado con errores puntuales que inciden en el resultado final del juego.

Por suerte para el arbitraje termina ganando quien temprana e injustamente fue perjudicado; de lo contrario hoy estarían rodando no algunas cabezas como sucede y sucederá en el Cruz Azul en estos días, sino en el seno del arbitraje mexicano.

Por Edgardo Codesal para Mediotiempo.com