Pelotazos
Salvador Cabañas es un héroe. Brillante ex deportista que metió el gol de su vida librando la muerte ante el atroz ataque de un criminal. Igual podría ser el imbécil que destrozó su vida y carrera por un pleito de cantina. Pero la comunicación instrumentada por el club América, respaldado por su matriz Televisa, ha sido perfecta. Conferencias de prensa puntuales, control de la información y una reaparición pública aséptica, y en prime time. Documento periodístico inobjetable, pero sin preguntas incómodas. Frases memorables, mensajes clave de esperanza y de sensibilidad. Sobre todo, la parte de querer jugar con sus hijos. Cabañas es personaje de Hollywood.
Del otro lado, Jesús Corona. En un asunto menor, incomparable con la dimensión trágica del balazo en la cabeza, el portero de Cruz Azul quedó como un mentiroso y cobarde. Otro pleito de cantina, pero el futbolista no es el gallardo primo en rescate del honor familiar. No, primero apostó al encubrimiento y luego fue descubierto en el intento de un arreglo abajo del agua. Y siempre salió a hablar solo. Enrique Meza lo exhibió mandándolo a la banca, el club se vio torpe con un tardío mensaje de apoyo.
Las Águilas tienen de cliente en la cancha al Cruz Azul y detrás del escritorio le acaban de dar una lección de profesionalismo en comunicación institucional.
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