"No se vaaa, no se vaaa, Chava no se vaaa" y "No se va a morir, no se va a morir, no se va a morir, no se va a morir, Cabañas no se va a morir" los azulcrema acudieron al nosocomio a externar su apoyo y hasta las 18:50 horas todavía hay un grupo de alrededor de 40 seguidores a la espera de conocer sobre el estado de salud del futbolista.
Pese al singular apoyo, en la cual incluso montaron mantas con la leyenda "Dale Chava", elementos de seguridad del Hospital Ángeles del Pedregal les pidieron guardar silencio por estar ubicados afuera del área de urgencias y terapia intensiva.
Así que, ya en silencio, los integrantes de la barra permanecen en las instalaciones con distintos mensajes de apoyo para el ídolo azulcrema.
Su dolor era evidente. Su último ídolo se encontraba en una operación delicada, para salvarle la vida. La primera en llegar fue una mujer, Hilda, que lloraba desconsolada tras enterarse de la noticia de que Salvador Cabañas había sido atacado con un arma de fuego. Puso una veladora en el estacionamiento y una pancarta que decía: "Dios te bendiga, eres grande, Salvador Cabañas". Su dolor se transformó en lágrimas, en oraciones, pues leyó algunos pasajes de la Biblia. Tras unas horas, se fueron sumando más aficionados.
Cinco aficionados más se unieron a Hilda y empezaron a gritar: "Vamos… Vamos… Chava… Olé… Olé…", segundos después elementos de seguridad les pidieron silencio. Tras conocerse el estado de salud de Chava, llegaron aficionados de la porra Monumental, quienes tenían semblantes de tristeza, algunas lágrimas derramaron tras enterarse del estado de salud del delantero americanista. Los niños también se hicieron presentes en el hospital, uno de ellos llevó una pancarta que decía: "La afición está orando por ti. TQM (Te queremos mucho) Cabañas".
Algunos aficionados americanistas esperaron para ver a algún jugador, ya que querían entregar un par de playeras. Al fin llegó Alonso Sandoval, a quien le entregaron un mensaje para Salvador. Al final, personal de seguridad les pidieron nuevamente mantenerse en silencio. Algunos otros aficionados, que llegaron por la tarde, ya no pudieron pasar al nosocomio y tuvieron que esperar a las afueras del hospital. Los mensajes para ellos llegaban vía celular.