publicada en Laaficion.com
por Gerardo Velázquez de León
Sin duda, pase lo que pase, clasifique mediocremente a la Liguilla o no, el América volvió a vivir un campeonato para el olvido. Su falta de identidad con su propia historia ha sido evidente y envolver en una serie de pretextos el desenvolvimiento del equipo, es tratar de engañarse a ellos mismos. La pésima planeación del plantel ha llevado a masacrar a jóvenes como Tony López, que estaba considerado como el cuarto o quinto delantero del equipo. Contrataciones sin ton ni son, sin realmente necesitarlas fueron las que llegaron a un plantel escaso de figuras y de jugadores que no transmiten nada a la tribuna, porque el entrenador se empeña en jugar de una forma que no es del gusto de los verdaderos y apasionados aficionados a este equipo. A Cabañas le dieron un balazo, pero bien pudo haberse lesionado y no hubo nadie atrás de él. No existió la planeación adecuada para balancear un plantel que necesitaba trascender desde el Interliga.
Han llegado a tal descaro que Aquivaldo Mosquera afirma que Dios está de su parte, lo que se traduce que de milagro siguen luchando por el título. Es un equipo que ha ganado 1 partido de los últimos seis y aún así las bondades de este campeonato lo mantienen con esperanza. Las fallas de Tony López no es el fondo del problema, sino la falta de confianza depositada en él, que llegó de necesidad al primer equipo por azares del destino, no por planes del cuerpo técnico. Víctor Medina, Jesús Ramírez y Jaime Ordiales tendrán que entregar cuentas muy pronto y explicar por qué llegó Miguel Layún y otros innecesarios futbolistas a este equipo, acostumbrado en años anteriores en recibir futbolistas probados, dignos de ponerse la camiseta amarilla.
Si Dios quiere, el América estará en la Liguilla, pero la realidad para los mortales es que es un equipo común y corriente, que no trasciende y que cada vez aburre más a sus seguidores.