Yo estuve un año en el club, pero viví dos clásicos, uno en cada estadio, jugué en el Azteca, pero te aseguro que era una semana muy especial, por la manera como se vivía; entendí que no se podía perder ese partido. Ellos me lo hicieron entender y los extranjeros como Gamboa,?los brasileños Fumanchu y Bill Faria, también estaban muy metidos en ese partido.
Rubén Omar se metió junto con su padre, quien nos acompañó a la entrevista en su cajón de los recuerdos. "Aunque jugué un solo partido, aún recuerdo todo. Porque fue mi primer contacto con un clásico en México y sé que seguirá vivo por muchos años, aunque ahora son más medios de comunicación, antes eran muy pocos, también pocas estaciones de radio y la televisión eran dos. Ahora todo es diferente pero creo que en los dos vestidores se sentirá igual".
Luego de ese año, Romano comenzó su transitar por el futbol mexicano, su carta de transferencia perteneció al América por años y hasta llegó a jugar en el Necaxa, el mal llamado hermano menor. Y nos termina diciendo: "Aquel año, mi primer año en el futbol mexicano, los nuevos compañeros, jamás lo voy olvidar y mucho menos aquellas semanas junto a esos grandes compañeros y mucho menos el jugar contra Chivas en el Azteca con un estadio a reventar. "Gratos recuerdos, aunque hacía muchos años que no hablaba de ello".
Luego llegó Pily y se casó en México, nacieron las gemelas y ahora los nietos, su padre y hermano viven aquí en esta ciudad y Rubén Omar sigue en nuestro medio. "Sí tendré raíces argentinas, pero le estoy muy agradecido a México, a su gente, al futbol y si decidimos quedarnos a vivir acá es porque siento que es mi segunda patria o quizás la primera".
Nos despedimos, saludamos a su padre, a quien conocimos desde el mismo día que fue presentado entre las hoy Águilas, porque debía regresar a la ciudad de Torreón en donde comienza como entrenador una nueva etapa de su vida.