La verdad es innegable: Guillermo Ochoa, quien fuera responsable junto con el semi-retirado Salvador Cabañas de salvar un poco la imagen del América la década pasada, ha bajado enormemente su nivel. De aquel Ochoa que deslumbró con su agilidad y reflejos en la Copa América de 2007 no queda demasiado. Ahora el portero del América se ve titubeante, presionado, amedrentado ante la simple expectativa de cometer un error que vuelva a causar otra oleada de ataques y críticas en medios de comunicación. (Paréntesis: como nota curiosa y arbitraria, me doy cuenta que muchos de los que hoy atacan a Ochoa eran parte del grupo de corifeos que seguían apoyando hasta el último momento al portero más endeble y dañino de la historia del fútbol mexicano, Oswaldo Sánchez).
miércoles, 30 de marzo de 2011
La campaña anti-Ochoa
POR BEAM TWITTER: @Beam El día de ayer Guillermo Ochoa, quien hasta antes del mundial de Sudáfrica 2010 era considerado una de las estrellas de la selección mexicana de fútbol y una de las grandes promesas del fútbol mexicano, jugó un partido amistoso, común y corriente, que sin embargo fue manejado por algunos medios como “su última oportunidad” y demás titulares alarmistas.