El pago de una apuesta se convirtió en sonrisas e ilusión. La semana pasada, las conductoras de televisión, Tania Rincón y Elba Jiménez, pactaron un reto a través de RÉCORD, a propósito del Clásico Joven entre América y Cruz Azul. La que perdiera tenía que donar 10 balones de futbol a una causa benéfica, además de que se enfundaría en la playera del rival. Tania es partidaria de los colores azulcrema, por lo que tuvo que pagar, y lo hizo con creces… La Fundación Renacimiento, que alberga a más de 80 niños en condición de calle, recibió no 10, sino 80 balones, además de gorras y morrales, que la guapa conductora de Fox Sports donó, apoyada por su empresa y por la marca deportiva Reebok.
Ambas comunicadoras fueron recibidas por el licenciado José Vallejo Flores, director del centro, y de inmediato, niños y niñas las rodearon para darles la bienvenida y llenarlas de cariño. Recorrieron las instalaciones del edificio ubicado a un costado del Mercado de la Lagunilla, conocieron los talleres de carpintería y computación, la cocina y los diferentes rincones de un lugar que huele a esperanza. En Renacimiento, los niños que llegan encuentran las puertas abiertas, amor, escuela, deporte y la posibilidad de rehabilitarse en caso de que tengan alguna adicción. Superado el protocolo, llegó la diversión, y en el patio se armó otro desafío entre Tania y Elba: una cascarita. Por un momento, Rincón se despojó de la casaca celeste para portar una ‘retro’ de las Águilas que le dio uno de los niños de la casa, mientras que Jiménez lució la celeste. Ambas se revelaron como grandes goleadoras al marcar un doblete cada una: “Definí como el Chaco”, presumió la partidaria de La Máquina; mientras que su contrincante cobró revancha en la cancha, luego de perder la apuesta, pues su equipo se impuso. Llegó la hora de la comida y de disfrutar unos tacos de canasta, cortesía de Tania, quien además les sirvió los alimentos, junto con Elba, a todos los pequeños de la fundación. Tras la repartición de mochilas, gorras y balones, terminó la visita, y quedó ‘firmada’ la promesa de volver por parte de ambas. En Renacimiento se vivió un día inusual, todo por una apuesta, todo por repartir amor.