PUBLICADO POR DAVID FAITELSON.
que hoy lo pone a respirar entre los mejores equipos de la Liga. En ese resurgimiento, destaca un jugador, el numero 18, Ángel Eduardo Reyna, un elemento que en los días de Lapuente mostró ciertas condiciones y que con Reinoso ha explotado como el gran jugador que puede ser.
LOS ANGELES -- Lo más fácil seria aprovechar el momento, dejarse llevar por las sensaciones, marearse y rendirse ante el corazón cuando la mente dice otra cosa. Y entonces, los titulares suenan agradables: "Reyna el éxtasis del nuevo América" o quizás: "El Ángel que llego del cielo..."
Debería empezar por tragarme cada una de mis palabras, pero ya otras veces he visto el mismo comportamiento de un pueblo ávido, urgido y siempre esperanzado en que ese será el jugador que le aporte a la cancha lo que nadie se ha atrevido a darle. Así que, lo mejor es ir con calma.
Primero, lo primero: Debo disculparme con Ángel Reyna y debo decirle que estaba equivocado, rotundamente equivocado cuando hace poco dije y subraye que no tenia los elementos para vestir de amarillo y para defender una camiseta como la del América. Segundo, segundo es felicitar a Carlos Reinoso, no sólo por su cumpleaños de ayer, sino porque gracias a su generosa visión, experiencia y conocimiento, encontró los métodos adecuados para encontrarle el sitio y el funcionamiento en la cancha que mejor la conviene a Reyna. Si con Lapuente, el numero "18" del América se perdía en la cancha ofreciendo sólo esbozos de su calidad futbolística, con Reinoso ha encontrado aire fresco, ha dejado de tirar esos centros inútiles y se ha ubicado en un sitio sobre el rectángulo donde es capaz de convertir goles, de dar pases y de ayudar en el inicio del aparato defensivo del América.
La tercera observación es, sin embargo, la más importante de todas.
Los mensajes han comenzado a llegar. Algunos son directos, otros subliminales. Los comentarios de la calle, del restaurante, de la oficina, la insinuación o el atrevimiento mismo del fanático que se siente con derecho y obligación de decirlo. Lo dicen de manera tajante: Ángel Reyna es una de las soluciones para José Manuel El Chepo de la Torre y para la selección mexicana de futbol.
No, lo más importante aquí es mantener la coherencia. Aceptar que Reyna, bien conducido, ubicado en el sitio correcto y con los elementos apropiados a su alrededor, puede ser un jugador útil. No es, sin embargo, la solución de nada, porque lo primero que debe exigírsele a un jugador es regularidad y esa regularidad no existe en el futbol mexicano. Reyna deberá mostrar además que puede sostener su nivel jugando vestido de verde, situación que en su momento ha "desnudado" las capacidades de algunos futbolistas.
Celebro la recuperación americanista. Es algo que el torneo necesitaba. Celebro también el cumpleaños de Reinoso, que supo suministrarle al América la "inyección motivacional" y hasta cierto orden en la cancha que con Lapuente no tenían y celebro el surgimiento más que resurgimiento de Ángel Reyna como un jugador de grandes facultades que puede terminar brindándole mucha satisfacciones al americanismo. Por ahora es todo, no adelantemos vísperas. Ya otras veces no hemos quedado vestidos y alborotados, con ese "ángel que de pronto llegaba del cielo".