Y aunque reconoce que gran parte de sus conocimientos como técnico los aprendió con Manuel Lapuente, el ecuatoriano se ha preparado para crear un estilo propio en sus planteamientos tácticos. “Soy ordenado. No soy defensivo u ofensivo. Me gusta ser inteligente para armar un equipo. Tienes que ser inteligente a la hora de plantar al equipo; si no tienes oportunidad de escoger a tus jugadores, debes aprender a sacarles el mayor provecho a los que tienes para que sean productivos a favor del plantel”, comentó Alex Aguinaga.
Aguinaga no considera que su paso como auxiliar del América, de la mano de Manolo, haya sido malo, pues afirma que al existir torneos cortos obliga a las directivas a contratar técnicos que den resultados de forma inmediata, lo cual en ocasiones no es una buen fórmula. “Es difícil que ellos (los directivos) cambien los conceptos, puedes cambiar al técnico, pero es muy difícil que se arriesguen con técnicos jóvenes, porque las exigencias en el futbol mexicano son muy altas. Antes, los torneos cortos eran positivos, pero ahora los jugadores empiezan a sentirse desgastados por las mismas exigencias”.
Alex, considerado uno de los más grandes símbolos del Necaxa, explica que tal vez eso fue lo que pasó durante su estancia en el cuerpo técnico de las Águilas, equipo donde sólo se le exige ser campeón. “Me quedé con muchos deseos de llegar a ser campeón con América, porque es un equipo que menos de campeón no sirve. Si es segundo lugar dicen que es el primero de los perdedores. Tienes que ser campeón, no hay otra”.
A su decir, parte del éxito radica en el apoyo que la directiva le demuestre al técnico y su equipo de trabajo. “La fuerza que tiene un técnico es el apoyo de la directiva. Si no tienes el apoyo, te voltea la situación muy fácil. Nosotros tuvimos un torneo aceptable. Fuimos cuarto lugar de la general, que tampoco es como para sacarse el sombrero y decir que hicimos gran trabajo. Calificamos en primer lugar en la Copa Libertadores, llegamos a Semifinales, donde fuimos eliminados por Santos. Dentro de todo no fue un torneo malo, fracasos sí, porque cuando no consigues el título es fracaso. A la gente que le moleste esa palabra lo siento, pero es una palabra ligada al éxito. Es una línea muy delgada”.