Roberto Velázquez Bolio
Publicado en Laaficion.com
Es casi un lugar común decirle mediocre al futbol mexicano. Aunque más que mediocre se estaba volviendo aburrido. Como que sus protagonistas se creyeron eso de que podían jugar como europeos de los ochenta. El resultado es que 60 o 70 millones de mexicanos, la mayoría pues, no se asoman a un partido a menos que sea una final o algo que suene interesante de la Copa del Mundo.
¿Qué sucedería, sin embargo, si un buen número de juegos de la Liga local quedara 5-4 como el América-Puebla?
El porcentaje de clavados que va a criticar el juego en el Azteca es mínimo, insignificante. En tiempos de democracia son una élite que puede influir a unos cuantos, pero incapaces de marcar una tendencia. Claro, dirán que fue un partido plagado de errores, una aberración al futbol científico perfeccionado en las últimas décadas del siglo XX.
Pero del otro lado estarán los miles de aficionados divertidos. Alabando a Carlos Reinoso por cumplir una máxima simple de meter más goles que el rival. Es como final de telenovela, no ganará premios en los círculos intelectuales, pero vendería millones en spots. Lástima que ahora no pasó en el Canal de las Estrellas.
Divertido, no brillante, sabroso como un sope y un mariachi, pero lejos de la cocina de autor y una sinfonía. ¿Dónde debe colocarse el futbol mexicano?
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