POR JOSÉ ÁNGEL PARRA DE EL UNIVERSAL
PUBLICADO EN ELUNIVERSAL.COM.MX
Te presentamos a cinco candidatos que podrían ocupar la Silla Grande en el nido de las Águilas.
Lujosa, cómoda y placentera, así luce la silla presidencial americanista, adornada con su laureado escudo y bañada en tonos azulcrema. Mas el confort desaparece con el correr de las edades. Hasta el más nimio detalle provoca un cisma, al punto de sofocar, inmisericorde, a quien la posee.
El distinguido mueble encontró en el ilustre Guillermo Cañedo de la Bárcena al hombre indicado a ocuparla con sobrada comodidad a lo largo de dos décadas. Emilio Díez Barroso lo sucedió exitosamente, robustecido con la imagen del águila. Su estadía alcanzó tres lustros, bajo el cobijo de Panchito Hernández, como su brazo derecho.
Desde entonces a la fecha, la permanencia en la misma ha sido fugaz para sus habitantes, a tal grado de que en los últimos 15 años se la han repartido seis presidentes (Pablo Cañedo, Alejandro Orvañanos, Raúl Quintana, Javier Pérez Teuffer, Guillermo Cañedo White y Michel Bauer), sin igualar, entre todos, el castillo que cimentaron Cañedo de la Bárcena y Díez Barroso en las doradas décadas de 70 y 80.
Hoy, en tiempos presidenciables —con miras a 2012—, cinco candidatos figuran como firmes sucesores del multicriticado Bauer.
Rafael Lebrija, Luis Roberto Alves Zaguinho, Javier Aguirre, Javier Pérez Teuffer (quien ya desempeñó el cargo anteriormente) y hasta Néstor de la Torre, con todo y su pasado chiva y sus marcados tintes vergaristas, son los precandidatos, armados con suficientes argumentos para apaciguar los ánimos y saciar las exigencias de una afición dolida, decepcionada.
Presidenciables
Emparentado con la familia Cañedo White, Rafael Lebrija reúne un largo historial crediticio, pese a su filia toluqueña y a su breve estadía en Chivas y Atlas, donde emigró tras un amplio reinado como dirigente choricero.
Lebrija goza de ascendencia futbolera, pues su padre fue representante patronal del consejo técnico del IMSS y, de rebote, presidió al Atlante en los 80, además de que fungió como titular de la rama de la Primera División en tiempos del “Cachirulazo”.
Afable, heredero de esa capacidad de gestión, Rafael Lebrija Guiot arribó al Club Toluca en 1996, con una larga estadía, en la que contribuyó a un cúmulo de títulos con Enrique Meza como eje, en la dirección técnica, y José Saturnino Cardozo, cual delantero ideal.
Las postreras diferencias con el paraguayo y la crisis de resultados, emparentada con el arribo de futbolistas de bajo perfil —y sus consabidos manejos—, contribuyeron a que emigrara del infierno rojo.
Después tuvo un corto paso por el Guadalajara, donde los celos que percibió en el polémico propietario, Jorge Vergara, agilizaron la partida de Lebrija. Luego se acomodó en el Atlas, sin que prosperara su estadía por “motivos de familia”, según dijo. Él vendría armado con un entrenador probado, de la talla de Víctor Manuel Vucetich, a quien daría larga vida, sin permitir presiones ni compromisos a corto plazo.
Luis Roberto Alves Zaguinho representa una elección familiarizada con la organización amarilla. Ex futbolista, exitoso, máximo romperredes de las Águilas en todos los tiempos, siempre ha estado relacionado al América. Es un símbolo viviente y sus cartas credenciales lo sitúan delante de la afición como alguien intachable, de confianza plena. Serio, con las manos limpias y sin compromisos ni promotores.
Actualmente lleva ventaja, no sólo por los conocimientos de la problemática crema, sino también gracias a su estadía como vicepresidente deportivo, que podría facilitar una sana transición al cambio.
El voto de confianza al trabajo de Alfredo Tena le permitiría darle continuidad a las bases cimentadas por Bauer en el tema de las fuerzas básicas, que dirigió El Capitán Furia a lo largo de tres años.
En la mira presidenciable también aparece gente de alto relieve. Javier Aguirre, involucrado con el americanismo ochentero y cuyos pasajes mundialistas, además de permanecer en el mercado europeo, le dan fuerza. La resistencia de la familia a regresar a México es un inconveniente supremo. Otro que públicamente ha rechazado la opción es el ex presidente Javier Pérez Teuffer, quien trajo a las porras politécnicas a Coapa e innumerables críticas por arrebatado carácter.
Honesto, excelente imagen y firme en la toma de decisiones, Néstor de la Torre aterriza también. Lo “mata” su pasado chiva. Algunos citan a Alejandro de Haro, actual presidente del Estadio Azteca.
En los portales de internet han desfilado aspirantes más extravagantes con proyectos de alto relieve: Jorge Valdano, Benito Floro y hasta El Virrey Carlos Bianchi, cuyos añejos desaires no se olvidan.