lunes, 28 de febrero de 2011

Colesterol americanista

POR FRANCISCO JAVIER GONZÁLEZ
fjgonzalez@reforma.com


El futbol mexicano es como los triglicéridos: es mejor no confiarse cuando nos dijo un examen que están en un nivel maravilloso porque en un descuido pueden variar dramáticamente.

El América de ayer fue similar a un análisis clínico: quien lo vea dirá que está espectacular, que sus jugadores ya lograron entender al nuevo entrenador y que es un equipo con hambre para pelear el balón como lo hizo y para marcar goles como los ofrecidos al respetable.

Resulta difícil determinar cuándo fue la última vez que la gente salió tan contenta del Azteca. Posiblemente el 3-2 sobre Santos el torneo pasado o el 2-0 a Cruz Azul del antepasado.

Quizá el 7-2 sobre el propio Toluca en el Apertura 2009 o el 1-0 sobre Chivas en ese mismo torneo en que Chucho Ramírez manejaba a las Águilas.

Cuesta trabajo tras hacer el recuento encontrar más de 2 partidos redondos del América ante los suyos. Ha ganado, sí. Mantuvo un largo invicto en casa que se ha roto a últimas fechas, cierto. Pero no ha logrado tener continuidad en sus grandes actuaciones. La irregularidad le ha impedido ser líder general desde hace 5 años.

La falta de Matías Vuoso por suspensión fue resuelta de una manera impredecible: poniendo en su lugar a Vicente Sánchez y añadiendo a Rosinei en la contención ayudándole a Diego Reyes, para que Nicolás Olivera ocupara con recorrido largo le banda zurda que Vicente dejó vacante.

Tras una primera mitad de nulificación, la locura del segundo tiempo enseñó lo que América tiene que ser siempre, según ruegan sus partidarios: agresivo, luchador, ofensivo y certero.

Los Diablos, rotos gravemente en algunos momentos, corrieron el riesgo de ser goleados pero alcanzaron a hacer más discreta la diferencia con el gol de último minuto de Novaretti. Curioso resultó que sus tantos fueran marcados por sus defensas, y que entre Ayoví, Calderón y Esquivel hayan producido tan poco. La visita a Santos, el Clásico contra Cruz Azul en el Azteca y la nueva salida a Monterrey con los duelos de Libertadores que tiene esparcidos en un duro calendario, llaman al América a dar una respuesta concreta a las peticiones de su feligresía.

Es hora de demostrar si lo de ayer fue una actuación aislada con las circunstancias que de pronto permiten un resultado, o una mejoría palpable.

Pese a la mala racha escarlata que perdió ahora su orden defensivo, América no le ganó a un cualquiera. Toluca es rival duro con incógnitas en la cabeza. Pero esto es como los análisis médicos: nunca, al recibirlos, hay que confiarse demasiado. Con una comilona mal digerida, los números se vuelven a poner serios.