No es cualquier duelo, es el más importante del futbol mexicano, y por ello todos los reflectores se encienden para apuntar hacia estos dos rivales cuando se enfrentan en una cancha, pues su antagonismo nació espontáneamente.
La única Final de Liga
Tras caer dolorosamente ante las Chivas en las Semifinales de la 82-83, la revancha llegó pronto a la siguiente campaña para el cuadro de Coapa en un escenario inmejorable, la Final.
En el cotejo de Vuelta, cuando el marcador se encontraba aún empatado sin goles (2-2 en el global), el equipo azulcrema se puso de inmediato en desventaja.
Armando Manzo se hizo expulsar de forma inocente con doble amarilla, y minutos más tarde, el ‘Snoopy’ Pérez se enfiló solo al área azulcrema, luego de dejar atrás a Cristóbal Ortega, pero Héctor Miguel Zelada lo derribó y el árbitro Antonio R. Márquez marcó penalti.
Eduardo Cisneros se perfiló y cobró a la derecha de Zelada, quien detuvo e inmediatamente después despejó el balón hacia la zona de bancas en una actitud desafiante, quizá como reproche a su técnico, Carlos Reinoso, porque éste había señalado al arquero argentino como responsable directo de los dos tantos del Rebaño en el duelo de Ida.
En el segundo tiempo, América fue un vendaval ofensivo, y con goles de Eduardo Bacas (57’), Alfredo Tena (65’) y Javier Aguirre (90’), las Águilas consiguieron su cuarto título de Liga, el primero de tres consecutivos.
Triunfo espectacular
Una de las versiones más ofensivas del América fue aquella de la temporada 94-95 bajo el mando del estratega holandés Leo Beenhakker.
Las Águilas llegaron a la Jornada 11 contra las Chivas con una racha de ocho partidos sin perder y 27 tantos anotados en dicho lapso, así que el Clásico no defraudó a un pletórico Estadio Jalisco, que vio cómo los americanistas se alzaron con la victoria (4-3).
Kalusha abrió el marcador con un zurdazo desde afuera del área, Ramón Ramírez igualó de tiro libre y luego puso adelante al chiverío.
Biyik volvió a emparejar las acciones con soberbio disparo con la diestra que colocó el esférico en la parte superior de las redes rojiblancas.
Daniel Guzmán le regresó la ventaja al Rebañó vía penalti, sin embargo, los de Coapa finiquitaron con tantos de Zague y Cuauhtémoc Blanco.
Vuelo libertador
Después de dejar en el camino en la Prelibertadores a los equipos venezolanos, Caracas y Atlético Zulia, América y Guadalajara fueron ubicados en el Grupo 2 junto a los brasileños Vasco da Gama y Gremio de Porto Alegre.
El 4 de marzo de 1998 quedó registrado en los libros como el día del primer cotejo en la historia de clubes mexicanos en Copa Libertadores.
El América comandado por Carlos Reinoso, se llevó la primicia del triunfo sobre el Guadalajara en un apretado encuentro que sólo se definió con un penalti cobrado por Alberto García Aspe al 63’, tres minutos antes Paulo César Chávez había fallado uno por la causa rojiblanca.
No conforme, la escuadra capitalina le repitió la dosis a los tapatíos (2-0) en la Jornada 4 con tantos de Ricardo Peláez (4’) y Gabriel Cedrés (56).
Goleada y bronca en el Asturias
En la Jornada 13 de la temporada 43-44, el América cobró revancha con intereses de la derrota en la Fecha 9 ante las Chivas.
De la mano del técnico Luis Regueiro, los entonces Cremas golearon en el Parque Asturias al Rebaño con escandaloso 7-2, cotejo que culminó en una batalla campal, que dejó como saldo dos expulsados por bando.
Los siete tantos americanistas significaron un récord profesional de la institución, el cual se mantuvo durante 50 años, hasta 1994, cuando le anotaron ocho al Correcaminos.
Leopoldo Proal anotó cuatro veces (7’, 15’, 25’ y 67’), para instaurar una marca de más goles en un partido que hoy comparte con Javier Fragoso, Norberto Outes, Omam Biyik, Luis Roberto Alves Zague, Luis García y Salvador Cabañas. Matamoros realizó un par más (86’ y 90’) y García Cortina agregó uno más (70’).
La ‘rabona’ de Edú
En la Semifinal de la temporada 90-91, en una de las estampas más recordadas en la historia, Eduardo dos Santos ‘Edú’ recibió un balón largo por el costado derecho enviado por Zague, y de primera intención mandó un centro de ‘rabona’ al área para Teodoro dos Santos, quien remató con la cabeza para dejar inmóvil al ‘Zully’ Ledesma.
Este tanto fue el segundo de un triunfo categórico de 3-0 del América aquella noche de un domingo 16 de junio de 1991. El global finalizó 5-0 y los azulcrema avanzaron a la Final, donde posteriormente cayeron ante los Pumas.
